Ficha publicada en la revista Ae nº0 (verano 2010) – Biodiversidad Agraria
Autor: José Luis Porcuna
CARACTERÍSTICAS BOTÁNICAS
Planta de la familia de las Compuestas, de tronco leñoso, bastante ramosa, con hojas lanceoladas, sentadas, abrazadoras por la base, con dientes en el margen y pobladas de pelillos glandulosos que segregan una especie de resina viscosa, flores en cabezuelas amarillas, de pedúnculos desiguales para formar ramo piramidal.
Esta planta que llega a alcanzar 1 metro de altura, con su base leñosa y el resto herbácea. Al inicio del otoño la olivarda se convierte en la hierba vistosa y provocativa de los espacios más marginados.
SUS NOMBRES
Dittrichia viscosa; hasta hace pocos años se la citaba como Inula viscosa. El nuevo nombre genérico se dedicó al botánico alemán Manfred Dittrich nacido en 1934, su segundo nombre «viscosa» proviene del latín viscum, que significa pegajoso en clara referencia a la cualidad de sus hojas de poseer cierta viscosidad. La estructura de sus inflorescencias la sitúa dentro de la familia de las asteráceas, como las margaritas y los cardos. Otros nombres de esta planta son: altabaca, tárraga, mosquera, julivarda, bufarrell y pulguera que hablan de su importancia para numerosos pueblos ibéricos y mediterráneos. (J.Ramón Gómez Fdez).
FLORACIÓN
En septiembre, florece de forma espectacular, agrupadas en cabezuelas y mostrando numerosos capítulos de flores amarillas, liguladas las del exterior y tubulosas las del centro del capítulo. La floración de la olivarda se alarga durante octubre o hasta primeros de noviembre. En invierno muere la parte alta de sus tallos, la planta se mantiene seca mucho tiempo, y caen gran parte de sus hojas, por lo cual se considera una mata semicaducifolia.
El retraso en la época de floración no es casual, pues le otorgará a la olivarda unos grandes beneficios, al ser en estas fechas las únicas plantas con flores tan llamativas, lo que le proporcionará los mimos y atención de los polinizadores más rezagados que requieren de las reservas que guarda para pasar el invierno, garantizando así su polinización.
Tras las flores surgen en abundancia las semillas que disponen de un vilano como sistema de dispersión, llevándola en flotación aérea a lo largo de grandes distancias que le han permitido salir de su ámbito natural mediterráneo, llegando incluso hasta el continente australiano, donde se comporta como temible invasora.
AMBIENTE
Su dominancia sobre otras especies es favorecida por la toxicidad de sus hojas, que pueden ser rechazadas por el ganado más hambriento. Además las sustancias que segregan sus hojas son capaces de inhibir la capacidad reproductora de las plantas colindantes, eliminando a sus competidores y facilitando su rápida consolidación. En caso de incendio sus semillas recubiertas de una dura cubierta serán de las primeras en germinar y establecerse.
Presenta altísima resistencia, siendo capaz de soportar altas condiciones de xericidad y escasez de nutrientes. Posee hojas tomentosas y, como ya se ha mencionado, presencia de sustancias pringosas, cualidades que le ayudarán en el control de su régimen hídrico, limitando la radiación y reduciendo su transpiración.
USOS MEDICINALES
La olivarda tiene innumerables usos medicinales: como antiinflamatorio, antipirético y antihelmíntico. Se le atribuyen además propiedades para el tratamiento de la artritis y cualidades antibacterianas, así como propiedades balsámicas y antisépticas.
USOS Y FUNCIONALIDAD EN LOS AGROSISTEMAS
La olivarda, como en general la flora autóctona, no sólo aporta beneficios para la fertilidad, mejora el balance hídrico y lucha contra la erosión, sino que además se han podido documentar otras funcionalidades importantes para mantener el equilibrio de los agrosistemas:
– Se ha demostrado efectiva en la fitorremediación de suelos contaminados por metales pesados, especialmente plomo y mercurio, debido a su capacidad para acumularlos en sus raíces en grandes concentraciones y para producir gran cantidad de biomasa en sus partes aéreas.
– Las propiedades tóxicas que posee esta planta pueden ser empleadas para la eliminación de insectos y otros parásitos, lo que le otorgó nombres tan descriptivos como hierba mosquera, mata mosquera o hierba pulguera. Se cita que esta hierba se colgaba de techos y alhacenas, donde así dispuestas se procedía a su quemado lento, el humo tóxico de la olivarda contribuía a eliminar moscas y otros insectos.
– En primavera está presente en ella el Macrolophus caliginosus, activo depredador de moscas blancas. Las poblaciones de Macrolophus suelen disminuir a partir de junio debido al endurecimiento progresivo de la planta. Si se evita su floración, es posible mantenerla verde durante todo el invierno. Se ha demostrado en invernaderos que sobre ella puede permanecer sin presa el M. caliginosus durante buena parte del invierno.
– Hoy sabemos que la Dittrichia viscosa, la olivarda, proporciona hábitat al díptero Myopites stylata huésped alternativo de Eupelmus urozonus, un enemigo natural de la mosca de la aceituna. En este sentido se ha podido relacionar en distintos estudios la presencia abundante de olivarda con bajos niveles de mosca en los campos de olivos.