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“Este rebaño es la prueba de cómo repercuten los beneficios de la ganadería extensiva en zonas rurales de montaña”

Clara Benito Pacheco, ganadera ecológica y regenerativa, impulsa el proyecto “Entrelobas de Pasto Salvaje” en Berzosa de Loyola, Sierra norte de Madrid. Su experiencia ha sido galardonada como una de las "mejores ganaderas ecológicas de Europa" con motivo de los "Premios Ecológicos Europeos" (European Organic Awards), que se desvelarán el lunes 25 de septiembre 2023.

Una historia casi fortuita y cuanto menos, curiosa. Clara no había tenido vínculo familiar ni de ningún otro tipo con la ganadería o agricultura y ahora, con unos 8 años de experiencia, ya está reconocida como una de las mejores iniciativas, a nivel europeo, de ganadería ecológica con su proyecto de “Entrelobas”.

Licenciada en Bellas Artes (especialidad en restauración de obras de arte), siempre había vivido en la capital, hasta que decidió irse con su pareja a vivir a Berzosa de Loyola, población de poco más de 220 habitantes en lo alto de la Sierra de Madrid, donde el matorral y el pasto salvaje dominan el paisaje. “Estar aquí es un modo de vida con mucho más sentido para lo que me apetecía, que era estar tranquila y no tener que estar pluriempleada para poder sobrevivir. Empezamos poco a poco con cabras y fue sucediendo de una manera muy gradual, muy natural. Nos gustó, decidimos ampliar el rebaño y, finalmente, aquí estoy como autónoma profesional”. 

“Entrelobas” es hoy un rebaño de 130 cabritas bajo manejo de ganadería extensiva ecológica y regenerativa, alimentadas 100% con pasto salvaje y pastoreadas con sistema digital de redileo virtual y telepastoreo, demostrando que la tecnología y la innovación no tienen porqué estar reñidas con la Agroecología. ¡Ah! También tienen 4 mastines, que hasta el momento, le han permitido convivir sin problemas con los lobos. “El lobo en la mayoría de las ocasiones es un aliado para mí, siento que establece ese equilibrio y su presencia significa que se van recuperando esos ecosistemas que había antes. La convivencia, desde mi experiencia, es totalmente posible y, en muchas ocasiones, hay simbiosis. Para mí esa es la palabra”. 

Desde el principio, decidieron solicitar el certificado ecológico, “ya formaba parte de nuestro manejo y, en mi caso, venía bien porque significaba tener menos animales y eso se adapta también al espacio que tengo para guardarlos en invierno. La certificación para mi era un plus” aunque cierto es que, “ahora mi carne es ecológica pero no tenemos matadero ecológico en todo Madrid. Es un tema que estamos intentando pelear, que se abra una línea en ecológico en la Sierra Norte porque tenemos que ir bastante lejos para llevar a los cabritos”. Concretamente, a “Colmenar Viejo, casi una hora desde mi casa, con lo que supone el transporte de los animales, para luego encima no poder venderlo en ecológico”.

Su rebaño es un popurri de razas porque “empezamos sin ninguna intención” pero ahora, “vamos hacia la Guadarrama, que es la autóctona. Aparte de proteger esta raza que está en extinción, es la más adecuada por ser una cabra de montaña, de ubres más recogidas y adaptada al terreno y al frío que es lo que necesitamos y queremos porque nuestras cabras están en extensivo total, no están estabuladas prácticamente en ningún momento. De hecho, en verano ni siquiera las guardamos para dormir”. Y es que estas cabras llevan desde hace un par de años “un collar que tiene varias funcionalidades, es como si fuera un pequeño ordenador. Llevan un geolocalizador y eso me permite, a través de una aplicación, programar un vallado virtual (sistema digital de redileo virtual). Entonces, ellas van por el monte y cuando se acercan a uno de los límites del vallado virtual establecido, reciben un sonido, un pitidito. Enseguida asocian el pitido a que tienen que moverse de ahí. Y aprenden rápido”.

Y continúa: “es maravilloso porque no sienten que están entrando a ningún vallado físico, que muchas veces las bloquea. Tampoco pones ningún límite físico al resto de fauna que hay por el monte, además de que puedes poner un vallado en zonas que serían inaccesibles para ti”. Además, este telepastoreo se convierte en una herramienta con el objetivo de “hacer un manejo regenerativo. Consiste en no sobrepastorear una zona, ni abandonar ninguna otra sino hacer un pastoreo óptimo de cada zona, consiguiendo así regenerar el suelo y abrir el campo. Estamos en una zona de mucha jara y arbusto, debido también al abandono y, hay un peligro de incendio bastante grave. Con mi rebaño, aparte de mantener las fajas cortafuegos que nos abre la Comunidad de Madrid, hacemos ese mantenimiento del resto del monte. Ellas solas van abriendo caminos, haciendo más espacio lo que permite hacer un cambio de paisaje. También permite que haya, poco a poco, más pastizal y, ese pastizal, puede capturar mucho más CO2, mucha más agua en el suelo o darle oportunidad a otras especies que ya había de volver a crecer. Al final estamos recuperando lo que había por aquí cuando había agricultura y ganadería pero combinado con las nuevas tecnologías a la vez que mitigamos el cambio climático”. 

Este telepastoreo “se adapta perfectamente al bienestar animal” y también, al suyo, pues la conciliación familiar para una ganadera en extensivo es mucho más fácil: “yo necesito seguir mi ritmo y ellas, evidentemente, llevan otro. Desde el móvil puedo abrir el vallado y ellas siguen moviéndose a su aire.” Y además, esta herramienta “nos ayuda a recopilar mucha información, de hecho, estamos trabajando con varias universidades de Madrid que están haciendo estudios de recuperación del suelo y manejo regenerativo”. Y cuenta que “es exagerado lo rápido que va cambiando el suelo y el paisaje y cómo vamos consiguiendo despejar zonas y crear ese paisaje de mosaico, que es a lo que aspiramos”. Destaca que “el cambio que se produce es más rápido de lo que se espera”. Esto es mucho más que un trabajo y la prueba de cómo repercuten los beneficios de la ganadería extensiva en zonas rurales de montaña”.   

Hasta el momento comercializan la carne “kilómetro cero total”, vendiendo a gente conocida y a la posada de un pueblo cercano. Ahora están “recuperando un viejo pajar para poder hacer una quesería y elaborar lácteos” que sí podrían comercializar como ecológicos. Es una idea que le apasiona, como también lo hace “el trabajo que desempeñan desde la Red Española de Queserías de Campo y Artesanas, que consigue muchísimos cambios de los que se propone, aprendo muchísimo y está lleno de gente maravillosa”.

Así, bajo esta filosofía sigue abriendo camino “Entrelobas”, demostrando que la ganadería extensiva ecológica puede re-generar un futuro mejor, para los territorios y, en definitiva, para toda la sociedad.

REVISTA AE 52. “Desplazando los mitos de la agroindustria. Repoblando con Agroecología”.

Verano 2023.

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