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Hacia un modelo de gestión agroecológico biorregional

Se hace necesaria una actualización de los procesos agroecológicos y de los modelos de gestión tradicionales de los que dependen los paisajes y ecosistemas, para impulsar actividades económicas biorregionales que permitan el cuidado y regeneración de los territorios y sus habitantes. Es decir, una Gestión Agroecológica del Territorio.

En las ciudades habita más de la mitad de la población mundial, y aunque estas ciudades solo ocupan el 2% de la superficie terrestre, consumen el 75% de la energía mundial y generan el 80% de los gases de efecto invernadero. En este contexto globalizador, las ciudades devoran la energía y son extremadamente dependientes de un modelo basado en el petróleo, que genera una gran huella de carbono y promueve un consumo de alimentos desestacionalizado y deslocalizado. Los impactos en el territorio son evidentes con un claro abandono de los entornos rurales, pero también en los cuerpos y la salud con la ingesta de agrotóxicos que afectan directamente a la salud hormonal, principalmente de las mujeres. Todo indica que este modelo que trae aparejada la crisis ecosocial que estamos viviendo, se recrudecerá en los próximos tiempos si no nos ponemos a articular estrategias y alternativas tanto para los entornos urbanos donde se concentra la población, como para los entornos rurales de donde producen los alimentos.

En lo que respecta al mundo rural y al sector agroecológico, se hace necesaria una planificación integral del territorio basada en una economía sólida y sostenible que se asiente en ecosistemas sanos que regeneren los ecosistemas degradados. Para ello, es indispensable desarrollar propuestas que sirvan para enfrentar algunos de los problemas que el sector adolece:

— Modelos poco diversificados

— Bajos niveles de mecanización

— Imposibilidad para hacerse cargo de toda la cadena

— Sentimiento de soledad y falta de cuidados

— Falta de infraestructuras colectivas básicas

— La falta de implicación de las administraciones. No es su modelo (ver compra pública)

En la búsqueda de soluciones a este problema desde Sustraiak Habitat Design, hemos ideado y ya estamos implementando un modelo de gestión agroecológica biorregional del territorio, que apuesta por cuidar y dinamizar nuestro entorno por medio de una actividad económica adaptada a los recursos disponibles de una determinada biorregión, apoyándose en los modelos tradicionales de gestión comunitaria, actualizados con herramientas como la agroecología, agricultura y ganadería ecológicas, permacultura, la agricultura y ganadería regenerativas y la dinámica de sistemas que posibilitan la regeneración del territorio con criterios de sostenibilidad, justicia social y Economía Social y Solidaria.

Nuestra propuesta se basa en desarrollar un modelo cooperativo de producción agrícola y ganadera viable desde el punto de vista económico, social y medioambiental, alineado con los modelos agrosilvopastorales tradicionales de nuestra cultura, que emplee técnicas y tecnologías innovadoras tanto desde el punto de vista productivo, como de gestión del grupo y que sirva como herramienta de gestión y mantenimiento de nuestro paisaje y territorio. Apostamos por visibilizar el trabajo de las mujeres como agentes económicas e incorporar la equidad de género en el trabajo productivo y reproductivo, y en las agendas de las organizaciones.

Este modelo de gestión agroecológica del territorio lo asentamos en tres pilares: 

Generación de un modelo agrosilvopastoral agroecológico de suelos sanos, suelos fértiles, a través de la diversificación tanto de cultivos y ganadería, como de diferentes zonas productivas y de formas de comercialización. Las zonas productivas: bosque comestible, agroforestería en pradera adehesada, pasture cropping, producción hortícola biointensiva, silvicultura y cultivos semi- extensivos. El objetivo es potenciar la propia dinámica del suelo, fomentando la activación de los procesos biológicos, utilizando una sucesión de diferentes animales por medio de pastoreo rotacional dirigido (regenerativo).

Lucha contra el cambio climático, desarrollando manejos y prácticas basados en la mejora del suelo que contribuyan al incremento de carbono, mejora de la estructura y capacidad de retención de agua, mayor actividad microbiológica y aumento de la disponibilidad de nutrientes. Para ello se emplean técnicas basadas como el diseño hidrológico Keyline, pastoreo rotacional dirigido, siembra directa y roller-crimper y planes de fertilización agroecológicos. 

Desarrollo de un modelo económico basado en la Economía Social y Solidaria, que permita la creación de puestos de trabajo para la producción de alimentos sanos, locales y sostenibles. El modelo se basa en el establecimiento de cooperativas de trabajo asociado para la generación de economía; desarrollando diferentes microproyectos (horticultura, fruticultura, ganadería, gestión forestal). En función a la superficie conseguida, se irán estableciendo diferentes cooperativas, contando con personas agricultoras y/o ganaderas que ya estén en el territorio, para articularse por medio de nodos repartidos por el territorio coordinados por los Polos de Cooperación Económica y Nodos de acopio y distribución.

Estos últimos, son una herramienta fundamental para realizar un trabajo de interconexión de los diferentes productores y cooperativas asociadas y lograr una optimización logística y de traslado de alimentos desde las granjas hasta el consumidor de forma más directa. 

Este sistema permite generar un equilibrio entre el mundo rural y el urbano, mejorando los sistemas alimentarios locales. Facilitan la conexión entre los consumidores y los productores, permitiendo la planificación de la producción en base al consumo, facilitando las labores comerciales de parte de los productores, minimizando los costes y satisfaciendo las necesidades de los consumidores. 

En resumen, se trata de facilitar una transición hacia usos agroecológicos a través de prácticas innovadoras centradas en restaurar la salud del suelo y las funciones de éste, en un contexto de cambio climático, que reduzca la huella medioambiental y climática y refuerce, un sistema alimentario resiliente, sostenible y saludable. 

Y por otro lado desarrollar estrategias que fortalezcan el sector productivo, que ayuden a fijar población en el territorio, creando una cadena alimentaria que funcione para los consumidores, los productores/as, el clima y el medio ambiente mediante.

> Más información

REVISTA AE 45. “UNA SALUD, UN PLANETA, UN MUNDO RURAL DIVERSO”.

Otoño 2021, edición 45.

ISSN: 2172-3117  DL: V-2052-2010

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