
Publicado en la Revista Ae edición nº50, sobre “Cuidar el suelo es cuidar nuestra alimentación”
La biodiversidad del suelo es fundamental para mantener la vida en el planeta Tierra.
La sostenibilidad de las sociedades humanas depende del uso racional de los recursos naturales, como suelo, agua y biodiversidad. Los suelos son un reservorio clave de la biodiversidad planetaria. La biodiversidad edáfica abarca un amplio rango de seres vivos, desde los microorganismos hasta la flora y la fauna del suelo. Esta biodiversidad tiene un papel fundamental en el apoyo a las funciones que ocurren en el suelo y, por lo tanto, fundamental para la producción de alimentos y fibras de calidad, la conservación del suelo, el ciclo del agua, la regulación de plagas y enfermedades, el secuestro de carbono, la fijación de nitrógeno, el ciclo de nutrientes, la descomposición de contaminantes ambientales, la formación de la estructura del suelo y para la generación de bienes y servicios ecosistémicos asociados. Por ello, es necesario mantener la biodiversidad edáfica para salvaguardar estas funciones vitales para el mantenimiento de la vida.
Para comprender cómo los cambios en la biodiversidad del suelo afectan al funcionamiento de los ecosistemas, es importante considerar no solo si el número total de microorganismos presentes se relaciona con una función, sino cómo la reducción en el número de especies que mantienen una única función se relaciona con la pérdida de múltiples funciones simultáneamente. Además, la influencia de una especie individual en la función de un ecosistema no es independiente de otras especies presentes y es el resultado de una multitud de asociaciones positivas y negativas, directas e indirectas entre las diferentes especies que, en conjunto, impulsan el funcionamiento del ecosistema. Por ello, la alta biodiversidad del suelo proporciona el seguro que se requiere para sostener las múltiples funciones y las interacciones entre los diferentes grupos de microorganismos del suelo suelo. Asimismo, la estructura y composición de la red alimentaria del suelo son vitales para la salud de las plantas, la descomposición microbiana o el funcionamiento general del ecosistema.
La biodiversidad del suelo, amenazada por las acciones humanas
El deterioro de las relaciones entre los seres humanos y el suelo ha dado lugar a una gestión insostenible de los ecosistemas agrícolas, forestales y urbanos, lo que ha provocado la degradación ambiental y
graves consecuencias sociales.
El suelo no se puede desagregar de su biodiversidad, aunque las interconexiones no siempre se conocen. Las principales amenazas que ponen en riesgo la biodiversidad del suelo están relacionadas con el cambio del uso del suelo (deforestación y fragmentación del hábitat), la erosión, la degradación, el uso excesivo de mecanismos de control químico (insecticidas, herbicidas, fungicidas, nematicidas, medicamentos veterinarios como antibióticos y promotores del crecimiento). Por ejemplo: la pérdida de
bacterias del suelo afecta negativamente al ciclo del nitrógeno. Por ello, las técnicas de agricultura y ganadería que limitan o prohíben estas prácticas, como la agricultura y ganadería ecológicas, tienen el potencial de restaurar la sostenibilidad de los ecosistemas agrícolas al estimular la vida del suelo y regular los procesos de los ecosistemas. Sin embargo, los mecanismos precisos y los patrones generales aún no están claros y faltan estudios que aporten datos sobre cómo promover y utilizar la biodiversidad del suelo para el desarrollo de ecosistemas agrícolas sostenibles.
La biodiversidad del suelo y su influencia en la salud humana
La biodiversidad del suelo tiene un impacto directo en la salud humana por incidir en tres aspectos: 1) Aumentar el contenido de nutrientes de los alimentos, 2) Proteger de enfermedades y 3) modular la respuesta inmunológica.
1) Aumentar el contenido de nutrientes de los alimentos: Las plantas secretan compuestos que alimentan a los organismos cercanos, y estos organismos tienen un intercambio dinámico con la planta, permitiendo capturar minerales esenciales y sintetizar compuestos, como antioxidantes, que son sustancias de defensa en las plantas, pero además el consumo de estas sustancias estimula el sistema inmunológico humano, regula las hormonas y retarda el crecimiento de las células cancerosa. En este sentido, los avances recientes indican que las técnicas de agricultura ecológica, con mayor presencia de biodiversidad edáfica, producen plantas con una mayor concentración y variedad de antioxidantes.
2) Proteger de enfermedades y 3) Modular la respuesta inmunológica: A principios del siglo XX, se comenzaron a identificar sustancias antibióticas en el suelo que podrían combatir infecciones microbianas específicas o, de manera más general, modular la respuesta inmunitaria humana. Desde entonces, una amplia gama de medicamentos y vacunas se han derivado de sustancias producidas por organismos del suelo, como la anfotericina, el principal medicamento sistémico utilizado para tratar infecciones fúngicas invasivas, o la bleomicina, identificada originalmente en el suelo, que se usa como quimioterapia para una variedad de cánceres comunes (Vitorino et al., 2017). Además, las comunidades microbianas complejas
del suelo influyen en la respuesta inmune y nerviosa humana a través de la piel, el intestino y los pulmones. La ruta de exposición y el perfil de los microorganismos del suelo varían en función del tipo de suelo, cultivo, prácticas, etc., pero la diversidad de especies emerge constantemente como un importante mediador de la salud. Un ejemplo de ello son los estudios de von Mutius (2018), donde se observó que los niños de granjas lecheras ecológicas presentaban tasas más bajas de enfermedades alérgicas que los niños criados en granjas convencionales, ya que los mensajes de los microorganismos que se encuentran en el suelo y en los animales “programan” el sistema inmunológico y determinan cómo los niños responden a los alérgenos en períodos más avanzados de su vida.
“Una amplia gama de medicamentos y vacunas se han derivado de sustancias producidas por organismos del suelo”
En otros estudios, se apunta a que los aportes microbianos ambientales del suelo y otros nichos pueden reforzar la resiliencia en los humanos y modificar el riesgo de patología psiquiátrica y de desarrollo neurológico. Esta línea de investigación sugiere que la exposición temprana a una colección diversa de microorganismos del suelo podría ayudar a prevenir enfermedades inflamatorias crónicas, como alergia, asma, enfermedades autoinmunes, enfermedad inflamatoria intestinal y depresión (Lowry et al., 2016). La responsabilidad común de salvaguardar el medio ambiente mundial y de promover y proteger la salud humana frente a los peligros ambientales a lo largo de las generaciones converge en el concepto de “One Health”, que es una contribución importante al debate sobre cómo mejorar y mantener la salud en el planeta con una población creciente. Es obvio que una implementación consecuente del concepto
“One Health” requiere una mejora general de los entornos en combinación con nuevas estrategias personalizadas para la terapia de enfermedades causadas por pérdidas en la calidad ambiental. Para que los sistemas alimentarios agrícolas sean sostenibles en el futuro, se deben minimizar el riesgo de enfermedades emergentes y satisfacer las necesidades alimentarias de la creciente población mundial, al tiempo que deben proteger la salud humana y conservar el suelo, la biodiversidad y el medio ambiente en general. Preservar la riqueza de la biodiversidad del suelo mediante las técnicas de producción ecológica mantendrá las puertas abiertas para esta vida saludable.
> Referencias bibliográficas
- Lowry CA, Smith DG, Siebler PH, Schmidt D, Stamper CE, Hassell JE, Rook GA. 2016. The microbiota, immunoregulation, and mental health: implications for public health. Current environmental health reports, 3, 270-286.
- Von Mutius E. 2018. Biodiversity: The new kid on the block?. Journal of Allergy and Clinical Immunology, 141(4), 1215-1216.
REVISTA AE 50. “Cuidar el suelo es cuidar nuestra alimentación”.
INVIERNO 2023.
ISSN: 2172-3117 DL: V-2052-2010