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Renovables sí, pero no así

No parece buena idea dejar la transición energética a las renovables en manos de los mismos actores que nos han traído hasta el borde del abismo y que, en cuanto pueden, nos recuerdan que nuestras vidas y bienestar están en sus manos.

Han pasado dos décadas desde que comenzaron a instalarse complejos de energía renovable a gran escala en toda la península, iniciando lo que más adelante se conocería como Transición Energética. Durante este tiempo, se ha alcanzado un consenso científico que respalda y constata que una transición energética capaz de afrontar los retos de la crisis climática no puede consistir en una transición meramente tecnológica como la que está ocurriendo, en apariencia “verde” aunque carente de atención hacia el soporte sobre el que se instala dicha tecnología: el territorio.

El modelo energético centralizado que se plantea satura los territorios con proyectos de renovables a gran escala y líneas de alta tensión, resultando devastador para el paisaje y la biodiversidad, al tiempo que genera en la sociedad un ideal de consumo ilimitado, mientras niega alternativas menos dañinas y menos consumistas. En este contexto surge la Alianza Energía y Territorio «ALIENTE», un colectivo estatal que nace con el apoyo inicial de decenas de organizaciones y cientos de personas a título individual, unidas para proponer una transición energética justa, basada en la generación renovable distribuida, el ahorro energético y el autoconsumo, una transición que ponga la defensa del territorio y su biodiversidad en el centro.

 

Clamor por una transición energética que beneficie a las personas

Más de 160 asociaciones y plataformas ciudadanas, reunidas en ALIENTE, han convocado una manifestación el 16 de octubre en Madrid, para que se escuche su propuesta: la de un modelo de transición distribuido y justo, que no se limite a reemplazar los combustibles fósiles por fuentes de generación renovable a gran escala, sino que aproveche esta oportunidad histórica para democratizar el acceso a la energía, reducir su impacto en el medio ambiente y evitar que los beneficios de estas nuevas tecnologías, impulsadas por los fondos europeos con miles de millones de euros, se queden en manos de las grandes empresas del sector que controlan los precios del mercado, con el dramático resultado que estamos viviendo este verano.

En el modelo propuesto por ALIENTE, que cuenta con el respaldo de numerosos científicos de reconocido prestigio, se consideran prioritarios e inaplazables aspectos como la reducción del consumo global y la eficiencia energética, la correcta planificación y ordenación de las instalaciones en base a criterios de demanda local, proximidad a los centros de consumo, la escrupulosa medición del impacto en los distintos territorios y en una biodiversidad, la más rica y singular de toda Europa Occidental.

En el insostenible modelo centralizado que se está impulsando actualmente, preocupa de manera especial la incidencia que tienen los megaproyectos renovables en las zonas rurales, donde la despoblación constituye un auténtico drama social, que se verá agravado con la invasión del territorio por un desarrollo industrial, que no genera empleo en el entorno local y le resta atractivo como destino para nuevas iniciativas y proyectos de vida.

El objetivo de la manifestación es la concienciación social sobre la necesidad de una transición energética que ponga por delante los beneficios para las personas. ALIENTE pide a las administraciones una revisión completa del modelo energético para enfrentar el cambio climático con un enfoque científico, medioambiental y social que no se subordine a los intereses de la industria prestos a una rentabilidad inmediata. La oportunidad de hacerlo es ahora.

En definitiva, ALIENTE propone una transición hacia un modelo distribuido basado en el ahorro, la eficiencia energética y el autoconsumo, rechazando el modelo centralizado de renovables a gran escala, sin planificación ni ordenación territorial y sin participación ciudadana

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