Información general
Es una variedad extendida por diversos pueblos del Parque Natural de la Serra d’Espadà y sus alrededores, muy apreciada por los habitantes de la zona. Según las entrevistas realizadas por la asociación Connecta Natura, esta variedad se ha cultivado mucho durante décadas, desde su aparición en la misma sierra, siendo una de las variedades mas comercializadas dentro de la fruticultura local, muy importante en la zona hasta el declive y abandono de la agricultura tradicional a partir de los años 80 y 90. En aquella época, durante la temporada de cosecha, a la Serra d’Espadà acudían camiones de Castellón y Valencia, incluso de Barcelona, para recoger cerezas y comercializarlas en sus respectivos mercados de abastos.
Según la información recogida en diversos pueblos de la zona por Connecta Natura, esta variedad se originó de forma natural en Artana, a partir de una mutación espontánea. Antes de la guerra civil, en el campo de un hombre apodado “Março”, salió espontáneamente un cerezo. Al estallar la guerra el hombre tubo que abandonar los campos, no pudo injertar o arrancar aquel cerezo aparentemente borde. Cuando se acabó la guerra el cerezo se había desarrollado y este campesino decidió dejarlo para probar sus cerezas. Sin coincidir con otra variedad conocida, resultaron ser unas cerezas muy buenas, así que decidió mantener y cuidar aquel árbol. La gente empezó a pedirle varetas para injertar, y se refería a esa variedad como “les cireres del tio Março” (las cerezas del tío Março), y de tanto pedir varetas y nombrarla así al final se le quedó ese nombre. Poco a poco esta variedad se fue extendiendo por diferentes pueblos de la zona. En algunos pueblos situados en el interior de la sierra la conocen como cerezas del “tio Xispo”, pues el hombre que las introdujo en esta zona era conocido por ese apodo.
Desgraciadamente, pese a que es una variedad muy apreciada, rústica y productora de buenas cerezas, actualmente su cultivo es muy minoritario y no se explota comercialmente, aunque es común que la gente de la zona conserve uno o dos árboles para auto-consumo.
Descripción
Cereza de tamaño mediano y forma cónica alargada, picuda en su extremo inferior. Cuando está madura es de color rojo, siempre de tonalidad clara, con tendencia a tener una cara mas pálida, de color amarillo que tiende a blanco, aunque según el grado de exposición al sol puede ser completamente roja. Su pulpa es de un color amarillo pálido, carnosa y dura, se desprende del hueso con mucha facilidad y sin dejar apenas restos en él. Muy apreciada en el territorio por su textura crujiente y por ser extraordinariamente dulce.
Variedad relativamente temprana que se cosechaba entre finales de mayo y principios de junio, según si el invierno y la primavera eran más fríos o cálidos. Los frutos disponen en ramilletes de entre 4 y 6 cerezas repartidos por las ramas y los árboles presentan una buena productividad en relación a su porte, aunque no es un variedad que destaque por producir muchos quilos, si no por su calidad.
Uso alimentario
Eran muy apreciadas para consumir en fresco por sus cualidades organolépticas. Su carne dura y prieta hacia que aguantaran bien el transporte en cestos o cajas sin dañarse. Además se podían llegar a conservar en buenas condiciones hasta una semana después de la cosecha si se guardaban en un lugar fresco y oscuro. El único método de conservación conocido es sumergirlas en cazalla, para ir consumiéndolas durante el año como dulce en ocasiones especiales.
Las personas entrevistadas destacan que, en la actualidad, si las guardan en la nevera dentro de un recipiente cerrado, pueden llegar a aguantar en buenas condiciones hasta 4 semanas.
Manejo tradicional de la variedad
Tradicionalmente esta variedad, al igual que todas las variedades de cereza de la zona, se injertaba a púa entre enero y febrero sobre pies de cerezo silvestres (Prunus avium), en zonas de suelos silícicos, frescos y húmedos, o sobre pies de cerezo de Santa Lucia (Prunus mahaleb), en zonas de suelos calcáreos, generalmente más secos y termófilos. Se ubicaban en las zonas marginales de los campos de secano o en laderas empinadas donde no era viable cultivar cereales, legumbres u otros cultivos extensivos.
Tradicionalmente, alguna familia comerciaba con sus excedentes, aunque era una actividad muy secundaria antes de la guerra civil. A partir de la posguerra, cuando la producción y venta de fruta se convierte en el motor económico de la sierra, ésta pasa a ser una de las variedades estrella, de las más apreciadas y demandadas por comerciantes y consumidores.
Como es una cereza temprana y de carne dura, no es tan sensible a las plagas como otras variedades de la zona. Además es muy rústica y resiste bien con pocos cuidados.