Como en todas las webs, utilizamos cookies para que tu experiencia y nuestro servicio sea de tu agrado (de acuerdo a sus hábitos de navegación).

Si pulsas ACEPTAR o sigues navegando, se considera que aceptas el uso de estas cookies. Y si quieres más información visita nuestra página de política de cookies .

“Desde el movimiento feminista, deberíamos articular una lucha en común contra el modelo de ganadería industrial”

Elisa Oteros-Rozas,  Investigadora Cátedra Agroecología UVic.

Licenciada en Biología y Doctora en Ecología por la Universidad Autónoma de Madrid. Destaca por su perfil interdisciplinar como investigadora para el estudio de los sistemas socio-ecológicos y su resiliencia, especialmente los agro-ganaderos. Ahora es parte de la Cátedra de Agroecología y Sistemas Alimentarios de la Universidad de Vic y una imparable activista por la soberanía alimentaria y la agroecología, la ganadería extensiva y el territorio.

cropped-logo-Ae-2-3.png
por Sara Serrano Latorre
Revista Ae

Para ti, ¿cuál sería la dieta ideal para alimentar al mundo?

Para mí no hay una dieta ideal para todo el mundo porque la dieta debe estar acoplada a cada territorio y las necesidades físico-nutricionales de cada cuerpo y cada persona. Es decir, no puede comer lo mismo alguien de la España mediterránea en un contexto de determinada biodiversidad y producción alimentos, que un Inuit de Laponia o que una T’simane en Bolivia.

A nivel global, esto sí debe pasar por disminuir el consumo de productos de origen animal como población mundial y sobre todo, es algo que debemos hacer en los países del norte, donde estamos consumiendo muchísimo más volumen de productos de origen animal de los que son sostenibles. 

Bienestar animal: ¿Crees que se puede luchar contra el maltrato animal y respetar los derechos animales sin ser vegano? ¿Es posible con la ganadería ecológica extensiva?

Sí. Para mí, la mayor parte de la ganadería extensiva (la que está acoplada al territorio) respeta las necesidades fisiológicas, compartamentales etc. de los animales y, por tanto, su bienestar. Otra cosa es que haya personas, como en todos lados, que no quieren ni cuidan a los animales, pero son como los que no cuidan su huerta o su mascota. 

En mi opinión, la opción que más respeta el bienestar animal además de la sostenibilidad ecológica es la ganadería extensiva con base agroecológica, que pastorea y está asociada a rebaños pequeños y pequeñas producciones. Por eso sí que creo que se puede luchar contra el maltrato animal y respetar los derechos de los animales. De hecho, creo que éste es el punto de lucha en común: desde el movimiento feminista deberíamos articular la lucha contra el modelo de ganadería industrial, que es el que, por desgracia, es mayoritario en España en términos de volumen de producción. Diversos movimientos de ganadería extensiva, de ecologistas… hacemos frente común contra ese monstruo y creo que ahí también debería estar el movimiento ecofeminista, aunque después ya diverjamos en las alternativas.

¿Se pueden reconocer y, lo más importante, apreciar las diferencias dentro de los ecofeminismos?

Sí, al igual que ocurre en todos los movimientos sociales ocurre en el ecofeminismo. Considero que, a pesar de las diversas perspectivas, debemos pasar por el respeto mutuo, siempre atendiendo a la realidad de cada una, y hacer frente común contra las injusticias mayoritarias. 

Algo que más me chirría como activista por la soberanía alimentaria y la agroecología es cómo determinadas actitudes de antropomorfización de los animales, que además suelen venir de contextos urbanitas o distantes, hacen juicios de valor (y, a veces, por desgracia son bastante agresivos) respecto a compañeras pastoras, ganaderas… Evidentemente, cada persona puede llevar los hábitos que quiera pero, desde luego, estos enfrentamientos sobran y hacen un flaco favor al movimiento.

Los movimientos feministas se han caracterizado por ser capaces de mantener debates intensos entorno a determinados puntos y aún así, no dividirse. Ahora que hemos alcanzado uno de los mejores momentos del movimiento, toca ser estratégicas y cuidarnos entre nosotras. Como decía Donna Haraway, todo conocimiento está situado, así que cada una evaluamos y tomamos decisiones desde nuestro contexto. Es ahí donde cada una toma sus propias decisiones pero igual, hay que pensar que no es útil ni cuidadoso juzgar a las demás compañeras. Por eso considero que es interesante mantener y tener debates, pero debemos ser conscientes que a veces se confunden conceptos y se están mezclando debates ético-morales en los que cabe cualquier opinión. Y por otro lado, debemos reconocer que hay temas menos debatibles, como las evidencias de las investigaciones científicas, por ejemplo, sobre las funciones y los servicios ecosistémicos de la ganadería extensiva en determinados contextos.

Por último, creo que hay discursos dentro de algunos feminismos, que se olvidan de las diferentes formas de colonialidad: durante la cumbre social internacional asociada a la COP25 vimos como mujeres blancas urbanas locales trataban de excluir discursos relacionados con la ganadería extensiva, de la que viven cientos de miles de personas en el mundo cuyo estilo de vida está mucho más acoplado a la naturaleza e impacta menos en el cambio climático que el nuestro. En mi opinión, el ecofeminismo debe ser también decolonial e interseccional. 

REVISTA AE Nº43: “8M. ECOFEMINISMOS DESDE LA AGROECOLOGÍA”.  Primavera 2021

3,00  – 4,00 

RAE43. SEAE 2021. Revista AE Nº43, Primavera 2021. Ed. SEAE. 39 pp. Tema: “8M. Ecofeminismo desde la agroecología”.

ISSN: 2172-3117  DL: V-2052-2010

Adquiere tu ejemplar aquí

También te gustará...