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“La agroecología debe ir de la mano de la lucha de las personas jornaleras”

Entrevista a Ana Pinto, portavoz de Jornaleras de Huelva en lucha (https://jornalerasenlucha.org)

Activista incansable, luchadora nata y jornalera desde los 16, Ana Pinto es una de las impulsoras del colectivo Jornaleras de Huelva en Lucha, surgido en 2018 para denunciar los abusos que éstas mujeres trabajadoras siguen sufriendo cada temporada.

“Cuando se trabaja en la misma cuadrilla, muchas horas juntas, te das cuenta que las realidades como mujeres y las problemáticas de clase, son las mismas, vengas de donde vengas”

Este grupo de mujeres trabajan unidas desde los feminismos, el ecologismo y el antirracismo, decididas a terminar con décadas de precariedad y opresión.

Y no hay un día en el que su lucha no siga adelante.

¿Cuál es el fin de Jornaleras de Huelva en Lucha (JHL)?

El fin de JHL es muy simple: que a las personas que trabajamos en el campo, sea cual sea nuestro origen de procedencia, se nos respeten nuestros derechos laborales y nuestros derechos como personas. Es algo muy básico pero que se lleva inclumpliendo desde hace mucho tiempo, e incluso cada vez encontramos más abusos y violaciones de derechos, año tras año.

También trabajamos para que se reconozca y visibilice la labor de nuestra profesión. Hoy en día, está muy de moda el “poner los cuidados en el centro”, sin embargo, nuestra profesión siempre ha estado invisibilizada y de ahí viene que nos traten como nos están tratando. El tema de los cuidados debería parar atención en nuestro sector porque gracias a nuestras manos que recogen los frutos, la gente puede comer.

Ha comenzado la temporada (marzo 2021) y el panorama sigue igual: SIN GARANTÍAS, ¿cierto?

Sí, así es, no tenemos ninguna garantía. Aquí hay un convenio precario y de los peores que hay en todo el país.

Las pocas cosas buenas que tiene para los trabajadores/as no se están cumpliendo. Este sector juega con una impunidad enorme en toda la provincia. Y con el consentimiento del sindicato, administración, partidos políticos… de todos.

¿Y el llamado PRELSI (Plan de Responsabilidad Ética, Laboral y Social de Interfresa)? ¿No garantiza nada?

Es un plan que lo organiza la patronal, que precisamente es quien niega todo lo que ocurre en el campo desde primera hora; se lleva a cabo con dinero público (nos cuesta 50.000 euros a todos los andaluces) y es un plan al que se pueden adherir todas las empresas. O no, porque muchos no quieren pagar ese dinero para tener al PRELSI ahí cuando le ocurra algo a alguna de las mujeres que traen con contratos de origen. Entonces, no es garantía de nada. Al revés, es algo así como un lavado de cara de la patronal que surgió cuando se empezaron a denunciar en 2018 los abusos a las compañeras marroquíes en el campo. Por ejemplo, en este plan hay mediadoras interculturales. 

Según dijo en una entrevista una de estas mediadoras, “tienen que ser como las madres” de las trabajadoras. Pero las jornaleras no necesitan unas madres, necesitan que se cumplan sus derechos como trabajadoras. Y que por ejemplo, si alguna enferma, como ha ocurrido muchas veces, no las dejen abandonadas sin derecho a prestación ni nada.

https://jornalerasenlucha.org

Porque de la tarjeta sanitaria, ni hablamos… ¿no?

No tienen derecho a la tarjeta sanitaria. Lo han confirmado ellos mismos. La tarjeta sanitaria se arregla una vez enferman, van al médico y nos contactan. Desde JHL estamos para ayudarles a hacer esa clase de procesos burocráticos. Y eso no debería ser así, es otra de las reivindicaciones. Una vez que estas mujeres pongan aquí, un pie en España, deben tener la tarjeta sanitaria. Imagina, simplemente, que su empresa no está inscrita en el PRELSI…

Pero… repito, ¿este PRELSI no está hecho para asegurar que se cumpla el convenio y se respeten los derechos?

No, aunque de hecho, dicen que sí. La mediadora reconoce en la entrevista que el año pasado no hubo ninguna denuncia y funcionó todo perfectamente gracias al maravilloso plan diseñado.

Precisamente, el hecho de no haber denuncias, puede indicar lo contrario, ¿no?

Exacto. Tenemos constancia de que no se cumple pero indican que “está todo perfecto”. Nosotras el año pasado hicimos unas 20 denuncias para inspección de trabajo, más demandas personales y muchos otros temas de acompañamiento, burocracia, asesoría jurídica gratuita…

¿Y ocurre lo mismo con las personas que van a trabajar de otros territorios de la Península?

El porcentaje que viene es muy pequeño. El año pasado, con el tema del COVID, mucha gente decidió venirse al campo (estudiantes, de la hostelería…).

También por la ley que se aprobó en la que se podía seguir cobrando el paro y trabajar en el campo. La gente que vino alucinó en colores y casi todas las denuncias que pusimos eran de personas que habían venido de otros sectores y se habían quedado horrorizadas al ver cómo era el trabajo en el campo. “Nosotros no vamos a volver aquí en cuanto pase esto pero ya solamente por solidaridad, por la gente que os quedáis aquí trabajando, vamos a denunciar”, nos decían. Y lo hicieron, incluso algunos de ellos denunciando públicamente.

Foto publicada en La Voz del Sur

Si habláramos del trabajo en producciones ecológicas o en iniciativas agroecológicas, donde sí se contempla esa justicia social, ¿qué me contarías?

No es lo mismo hablar del pequeño campesinado que recogen sus propios productos (no sé que % será) pero lo que hay aquí, ahora mismo, no es ese caso ya que siempre se va a necesitar mínimo 1 o 2 personas para jornal. Por eso me da rabia que muchas organizaciones que trabajan en este ámbito no tengan en cuenta el trabajo de las manos que recogen la fruta del campo ni hablen de garantizar unas condiciones laborales dignas.

Si verdaderamente el movimiento agroecológico va intentar iniciar este camino y vamos a intentar reconvertir este sistema de industrias intensivas que arrasan con todo, creo que tenemos que ir de la mano. Es decir, la agroecología debe ir de la mano de la lucha de las personas jornaleras. No podemos seguir hablando de agroecología sin nombrar que lo principal es respetar los derechos de esas personas que están trabajando en los campos.

Está claro, queda mucho por hacer. Pero, ¿qué habéis conseguido desde JHL en estos años de camino?

Hemos conseguido poner en el foco nuestra problemática y nuestro trabajo. Porque lo que no se conoce es como si no existiera. Se han conseguido derechos para las trabajadores/as (que se respeten días libres, que cobren…) simplemente con la denuncia pública en redes sociales, prensa o incluso llamando por teléfono al encargado.

Y también, el hecho de conformarnos como colectivo nos ha traído una gran cantidad de apoyo: hemos hecho conexiones (encuentros, formaciones) con la gente de Almería (manipulado) y la de Lleida (plataforma de la fruta) o redes de apoyo con otros colectivos como las Kellys o los compañeros africanos; también hemos trabajado con colectivos sociales y religiosos para el aspecto social (personas vulnerables que todavía está más al margen) o con sanitarios, que nos echan un cable para informar de sus derechos a las mujeres que se ponen enfermas o para ayudarnos si hay problemas. Y por último, estamos consiguiendo que, aunque es complicado en ciertos pueblos, se creen redes solidarias, con vecinos y vecinas. Se han volcado y llevamos toda la pandemia llevando comida y ropa a los asentamientos.

Esto son victorias y es lo que nos hace seguir adelante y demuestra que el camino es éste: autoorganización desde las bases y denuncia pública con el apoyo de toda la gente que tenemos ahora mismo.

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