En verano de 2022, dos grandes incendios calcinaron un área de casi 66.000 hectáreas en la Sierra de la Culebra. 34.000 hectáreas eran de alto valor ecológico por ser espacio natural. Un auténtico desastre, por decirlo de algún modo… “Y ya nadie habla de ello”, lamenta Nazaret. Ella es agricultora ecológica de setas gourmet y silvestres. Vive en su finca, con su familia y el hermético invernadero de setas, a unos 16 km de Paredes de Nava, un pueblo de unos 1.900 habitantes y desde donde vivió y sintió la cercanía de los dos incendios. Justo en el centro.
Realmente es muy difícil reflejar el sentimiento de quien vivió ese infierno durante 64 horas desde un retén o un cortafuegos, y así podía notarse en la voz de Nazaret durante esta conversación. Por eso, desde aquí agradecerle, no solo que comunique y transmita su labor por y para La Sierra, sino además, todo lo que hace: su oficio y el esfuerzo que le dedica, el que ha escogido y es su modo de vida, y el que se está convirtiendo en un ejemplo a seguir en cuanto a aportar y vivir por el rural, y en este caso, también para recuperarlo. Al leer este texto, lo entenderán.
Su historia comienza allí, creciendo en La Sierra. Salió a estudiar (Magisterio, también Atención Sociosanitaria) y acabó trabajando en Palencia para una multinacional de Telecomunicaciones. Pero… no era lo suyo. “Me pasaba todos los días protestando como una niña cuando no quiere ir al colegio. Pues yo no quería ir a la oficina”. Recuerda que entonces había una sequía grande, y eran 6 años sin coger setas. Siempre había pensado que “cuando fuera mayor me montaría un invernadero de setas para poder coger siempre”. Su marido, así como en broma le dijo: “No esperes a hacerte grande, móntatelo ya”. Y no hizo falta más: se puso a buscar documentación y ese mismo fin de semana se fueron a Extremadura a hacer un curso sobre cultivo de setas. Al regresar, lo tenía claro. Pensaron el nombre y reservaron su dominio en internet. Y así comenzó Entresetas, cultivo ecológico de setas en invernadero y silvestres, que comercializa desde lo local (venta directa, grupos de consumo y toda la Península en menos de 24 horas…) a lo internacional, “menos a EE.UU. que es muy complicado”. Y todo, “sin pasar por cámara”, algo muy importante para quien le gustan “las setas de verdad. Yo soy consumidora habitual y no era capaz de encontrar setas de calidad recién cortadas. Y supuse que habría gente como yo. Ahí es donde surgió también la idea. Cuando pasan en cámara 10, 15, 20 días pierden el aroma y la textura y las propiedades organolépticas no son las mismas”.
Esta apuesta innovadora, que lleva “mucha faena” requiera en otoño de una mano extra para recolectar por el monte. Y para ello cuenta con la gente que más sabe: ganaderos, agricultores, gente de la zona, que conoce el monte, que sabe dónde están los seteros, cómo tratarlos y recolectar. Todo gente jubilada. “Son gente de la tierra y nadie como ellos te va a cuidar el monte, porque es suyo”. Lo más valioso es que pagan una retribución justa: “No pagamos en el día, vamos al merca, la lonja o donde toque a sacar el mayor precio posible y de lo que se saque, se paga. A estas personas jubiladas se les quedan pensiones bajitas y así pueden compensar un poco las pensiones”.
A día de hoy, Nazaret y EntreSetas cuenta con numerosos reconocimientos como el Premio a la Excelencia de la Mujer Rural (del Ministerio) o el I Premio Europeo como Agricultora Ecológica por la Comisión Europea. Pero recuerda que “emprender nunca es fácil, da igual el sitio, siempre es complicado”. Todo eso lo dice sin poder contar con seguro agrario, ni PAC, ni nada… “porque no entramos dentro de nada”. Ni siquiera para poder financiar el proyecto que ahora llevan a cabo, con mucho esfuerzo propio. Una iniciativa de I+D+i, pionera a nivel mundial, que ojalá y como dice ella, “sea capaz de devolver a la Sierra todo lo que le ha dado”. Se trata de RefoSetas, un proyecto para tratar el suelo quemado de La Sierra combinando hongos saprófitos (los que se alimentan de la materia muerta) y micorrícicos (los que se adhieren a las raíces), aprovechando así los árboles y la materia muerta. Su propuesta es: “si plantamos 20 mil kg de setas en el invernadero, este año, pondremos 10 ahí y las otras 10 a La Sierra. Fueron 89 recolectores los que tras el incendio, dejaron de traernos setas. 89 familias. Con esto esperamos que lleguen las primeras producciones de setas en las zonas quemadas esta primavera, puedan recuperar su labor y se regenere la microbiota del suelo y la micología del bosque de cara al futuro”.


Y todo esto parte de EntreSetas, con mucha colaboración de su entorno, esfuerzo y planificación además de su propio “sacrificio económico, muy grande…”. Por eso animamos a conocer esta iniciativa (y así lo haremos en el próximo número de Ae) y mostrarle tu apoyo. A ella y a toda La Sierra de la Culebra. Quizás así, se siga hablando de ello y salgan, por favor, “buenos inversores y patrocinadores” que apoyen esta revitalización ecológica y humana de la zona.