Productores ecológicos para comedores escolares.
Cuando empezaron a comercializar llevaban todo a entidades benéficas, “por nuestra filosofía. Pero teníamos que hacer el proyecto sostenible”. Comenzaron a a servir a un cole cercano. “Pensamos que si ese colegio era público y compraba, más coles podrían comprar. Indagamos y la sorpresa fue que había una asociación, ALEGA (Asociación de Labregos Ecoloxicos de Galicia, creada dos meses antes) que tenía como fin fundacional abastecer a comedores colectivos, principalmente escolares”. Derivaban del proyecto piloto del Plan Alimentario de la Reserva de la Biosfera de As Mariñas e Terras do Mandeo, que tiene como una de sus actuaciones fomentar el consumo de productos ecológicos en los colegios.
“A partir de ahí, los propios productores decidieron que querían producir para eso. Nos metimos a ALEGA y ahora somos 4 socios. Es así como podemos garantizar el suministro a los colegios”, que ya son 12 centros (entre públicos, privados y escuelas infantiles), con comedores de 60 a más de 400 comensales.
La producción para comedores tiene varios factores de mucha importancia. Uno es la planificación de los cultivos. Raquel explica que “planificamos nuestra huerta en función a la temporada escolar. Ahora estamos plantando la coliflor, el brécol, la zanahoria… que se comerán en septiembre, octubre…”. Para plantear esta planificación, poco a poco han montado grupos de trabajo que involucran desde personal de cocina, personal de dirección y algunas AMPAS. “A final de curso vemos junt@s la estimación de consumo y producto para el año que viene. Y ahí es cuando por ejemplo, podemos introducir nuevos cultivos a demanda de los coles y retirar aquellos que no consumen”. Cuenta que el 1er año no había un ajuste entre la oferta y la demanda pero “cada vez la sincronización es mejor”.
Otro de los factores es la temporalidad: “cuando un cole entra en este proyecto tiene que descubrir qué es la temporalidad y dejar de pedir tomates en diciembre. Es algo complejo y estamos haciendo fuerza ahí: en invierno no hay tomates pero hay repollo, coliflor… Los mayores logros y los más difíciles están en algo tan sencillo como la temporalidad”. De hecho, uno de los compromisos de la mesa de trabajo fue asumir la temporalidad y eso se traduce en algo muy concreto: menús abiertos (por ejemplo, poner crema de verduras y no concretar en una). “Hay centros que lo hacen pero ahora estamos trabajando con la Xunta de Galicia para que aborde ya ese cambio”.
En definitiva, como dice Raquel, “Raíña es un ecosistema, que cuida a las personas, al entorno y al medio ambiente”. Aquello que comenzó como un sueño, es hoy una realidad.